martes, 9 de marzo de 2010

No es el final,
es un inicio


Llegamos al fin. 

¿Cómo nos ha ido en el trabajo?
¿A duras penas, pasando horas en la biblioteca, hojeando un montón de libros? Es cierto que podría haber sido un trabajo realmente duro, debido a que hemos elegido un tema muy extenso y complicado.
Sin embargo, nuestro objetivo no era enseñar sólo lo que podíais leer en cualquier enciclopedia; intentábamos trasmitir algo más que la sabiduría libresca. Queríamos mostraros nuestro punto de vista que a veces nos obligaba a salirnos del tema, otras veces a entrar en él más profundamente.

Esperamos que pronto nos encontremos en el camino del flamenco porque para nosotras un final significa un nuevo inicio.


  
¡Hasta pronto!

lunes, 1 de marzo de 2010

Salir a la pista



Es cierto que se podrían pasar horas y horas hablando de ese arte: grande, misterioso e ilustre.
Sin embargo, ¿qué es lo que realmente sabemos del baile flamenco si no hemos sentido ni una vibración del claqué en nuestro cuerpo? ¿Qué podemos decir sobre él si no hemos sentido el olor del sudor mezclado con el perfume, si ni siquiera hemos oído el crujido de faldas o el son de una expresiva canción? Nos hemos dado cuenta que ha llegado el momento de sentir el flamenco en nosotros mismos. Por eso nos dirigimos a la escuela de baile “MaxDance” para asistir a una clase de la danza flamenca, desgraciadamente sin Karolina, que no pudo venir con nosotras y seguramente ahora lo sienta. Provistas de nuestros trajes (y de un miedo indescriptible), acompañadas además por una excelente fotógrafa (nuestra amiga de clase, Ola gracias a quien hemos logrado realizar también una pequeña sesión fotográfica) entramos por la puerta y...

Una sala vacía llena de silencio. Pero sólo hasta la llegada de un grupo especial de unas once bailaoras. Por una hora, este lugar tan común y ordinario, se convertirá en el escenario de un espectáculo extraordinario.
Si pensáis que para bailar flamenco basta con tener un cierto sentido del ritmo y unos buenos tacones para marcarlo, os estáis equivocando. Así pensábamos nosotras antes de salir a la pista. Al comenzar, el flamenco resulta ser un baile realmente duro. Lo confirma la instructora, Marzena Klin: “Es uno de los estilos mas difíciles. El equipo cambia muy a menudo porque todos quieren ya obtener un resultado, un brillante efecto y eso requiere muchísimo trabajo. Eso es lo que desanima a la gente. A pesar de ello, hay un grupo de mujeres que no perdieron las ganas de bailar el flamenco y desde hace unos años siguen practicándolo”


Desengañadas dejamos de bailar por un instante y aguzamos los oídos (así como los ojos). Observamos atentamente lo que va a pasar. La instructora les enseña nuevas figuras a las bailaoras, les cuenta en voz alta para que no pierdan el compás. Es curioso: las mujeres no se limitan a copiar los gestos de la maestra, sino que los experimentan en su cuerpo, intentan hacerlos a su manera, de forma única. Una añade un gesto de manos, otra agita la falda, desde el otro extremo de la sala se oye un simple tacoteo...

Despacio empezamos a entenderlo todo. Suenan las primeras notas y ya no quedan dudas: para bailar el flamenco no tienes que llevar una falda preciosa, ni saber de memoria todos los pasos. Lo único que tienes que hacer, es tratar de romper el hielo, liberar tu voz que sueles ahogar, sacarla desde muy dentro.
Enderézate, confía en ti, lánzate con decisión. Déjale a tu cuerpo vocear todo lo que guardas en tu corazón, porque, como dicen: “El baile flamenco convierte a una mujer tímida en atrevida, para quien el mundo se hace un espacio maravilloso, lleno de intensos colores y sonidos”.


Descubrid más fotos de Ola que, al fin y al cabo, dejó su cámara y también salió a la pista.














La visita a una clase del baile flamenco fue una lección muy importante. Nuestras conclusiones son las siguientes:
1. Si el flamenco llegó a nuestra ciudad: pequeña y bastante poco desarrollada, tiene que estar en todas partes.
2. Si lo bailan las chicas de 19 años igual que las mujeres de 50, lo pueden aprender todos.
3. Y por fin: si después de la clase, en todas las caras se ven sonrisas, tiene que haber algo especial en esta forma de pasar el tiempo. Algo que llena el corazón de alegría y felicidad.

Estamos convencidas de que algún día volveremos aquí para empezar nuestra aventura con el flamenco.